agosto 04, 2011

De empresa informal a formal

Por Brenda Lorena Fernández Avilés, emprendedora

Cuando comencé mi negocio, lo hice en un local por el cual transitaban muchísimas personas, ya que estaba ubicado en la cercanía de una escuela. Esto para mí significaba una oportunidad sin igual, porque vendía cuadernos hechos de hojas recicladas.

Al comienzo, me iba bastante bien. No podía quejarme, era dueña de mi tiempo, y mis ventas estaban aseguradas hasta que me di cuenta que podía crecer y que no debía conformarme con mis ventas.

Después de un análisis de mi situación actual, me di cuenta que estaba desaprovechando un mercado con mucho potencial, que podría significar lanzarme a lo grande y generar las ventas que jamás imagine. El camino que me esperaba era largo y, sin duda alguna, habría obstáculos que tendría que superar. Sin embargo, debía pasar de lo informal a lo formal.

En la actualidad, son pocos los jóvenes que desean y ambicionan algo en la vida, pero tú puedes ser la gran diferencia. Cuantos no hemos soñado con que se nos tome en cuenta con alguna idea de negocio, alguna innovación, algo que demuestre lo valiosas que son nuestras ideas. No esperemos más y pongamos en marcha eso que tanto anhelamos.

Una vez que tomemos la decisión de arriesgarnos y luchar por ese sueño, debemos materializarlo. ¿Cómo? Con ayuda de las incubadoras de empresas, las cuales te ofrecen todas las herramientas necesarias para darle forma a tu idea de negocio.

Lo importante no es lograr tener un negocio; lo importante es mantenernos y perdurar. Esto lo podemos lograr a base de mucho esfuerzo y la ambición de no sólo querer tener un changarro, sino pensar en tener una empresa formal.

Sabemos que el camino que hay que recorrer es muy largo y que puede tener infinidad de obstáculos que debemos aprender a superar. Pese a todo, podríamos empezar por querer hacerlo y pasar de ser emprendedores a empresarios.

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