agosto 29, 2011

La tecnología intermedia en los negocios

Por Mtra. Sonia Romero, Profesora Campus Cuitláhuac de la UNITEC

Hoy en día, las empresas que no se desarrollan mediante un proceso de incubación registran una mayor tendencia al fracaso. La incubación busca, de manera general, el crecimiento basado en la innovación y desarrollo tecnológico, así como conseguir mayores posibilidades de éxito, generación de fuentes de empleo y la consolidación rentable de los negocios.

Las empresas creadas bajo el diseño de tecnología intermedia incorporan elementos innovadores y acordes a las tendencias tecnológicas evolutivas, por lo que deben vincularse con instituciones educativas, fuentes generadoras de proyectos, aceleradoras empresariales y grandes empresas o redes de innovación.

Las empresas que involucran mecanismos de operación semi especializada o que tienen procesos tecnológicos no desarrollados en su totalidad son consideradas como incubadoras de tecnología intermedia.

En nuestro país, existen 25 modelos de incubación aprobados por el Consejo Nacional de Incubadoras. De las 209 incubadoras de negocios que operan a nivel nacional, 141 son de tecnología intermedia.

Dentro de la actividad económica, encontramos los siguientes tipos de negocio que pertenecen a este rubro:

- Empresas de reciclaje y recolección de residuos no peligrosos.
- Agroindustria.
- Procesadoras de alimentos.
- Energías renovables.
- Desarrollo de aplicaciones básicas de software.
- Desarrollo de redes simples de tecnologías de información.
- Telecomunicaciones y software semi especializados.
- Diseño y producción de material multimedia y aplicaciones Web.

Diferentes estudios realizados por el Sistema Nacional de Incubación de Empresas han arrojado los siguientes datos:

- 43% de estos negocios mueren por errores administrativos y desconocimiento del mercado.
- 24% por tropiezos financieros.
- 24% por problemas fiscales.
- 16% por obstáculos relacionados con las ventas y cobranza.

Podemos decir, entonces, que el apoyo al talento emprendedor, la creación de eficiencia colectiva a través de capital semilla, la formación de emprendedores, los proyectos de innovación, consultoría, asesoría, laboratorios de innovación y los modelos sistemáticos para la creación de empresas, son los ejes rectores de la tecnología intermedia en los negocios.

De igual manera, una empresa incubada en este modelo representa la oportunidad de poder calificar como un prospecto de proyecto financiable por parte del gobierno federal, estatal o municipal o, bien, ser un candidato seleccionado por empresas públicas y privadas que destinan fondos para el apoyo de emprendedores y sus ideas.

Premio Santander a la Innovación Empresarial

Santander Universidades ofrece $1,600,000 en premios a los ganadores de su VII Premio Santander Empresarial 2011-2012.

¿Tienes una idea de negocio? En las Incubadoras de Empresas de la UNITEC te apoyamos con asesorías y atención especializada para desarrollar y/o fortalecer tu Plan de Negocios

La atención en las Incubadoras de Empresas de la UNITEC está disponible tanto para alumnos y egresados como para el público en general.




agosto 25, 2011

El noviciado del primer año

Por Arizvé Rojas Navarro, Coordinadora Técnica de la Incubadora de Empresas del Campus Atizapán de la UNITEC

Cuando estaba en la universidad, estudiando la carrera de Administración de Empresas, todo era muy sencillo. Asistía a clases, ponía atención, preparaba mis trabajos o exposiciones y estudiaba para mis exámenes.

Sin embargo, nadie me enseñó a ser empresaria y tampoco me explicaron lo que tenía qué hacer para crear una empresa. La única pista que sobre este tema me dieron fue cómo desarrollar un plan de negocio, el cual, me dijeron, servía para facilitar la estructura teórica de la empresa.

Con esas escasas bases, y para evitar menos tropiezos, desarrollé un plan de negocio. Pero nunca tuve un asesor ni alguien que me indicara si mi plan estaba bien. Realmente, lo que hice fue como “de chocolate”.

Por otra parte, durante la carrera generé experiencia trabajando en eventos sociales como animadora, por lo que creí que sería una buena opción hacer de esa actividad mi negocio. Estaba decidida a ser empresaria, pero también debía buscar un socio, alguien que quisiera trabajar a la par que yo y que compartiera conmigo mis objetivos.

Lo encontré, pero la verdad es que mi socio y yo no estábamos preparados para la realidad a la que nos enfrentaríamos en el primer año de operación del negocio. Ya sabes, esos primeros meses en que eres el “todólogo” de la empresa porque no tienes para pagarle a nadie. Así nos convertimos en vendedores, cobradores, promotores, mercadólogos, diseñadores, abogados, tesoreros, reclutadores, y hasta en el departamento de quejas, de control de calidad, de seguimiento y, algunas veces, en el de relaciones públicas.

Hoy, después de un año de arrancar la empresa, nos damos cuenta que aún tenemos deficiencias y que podemos ser mejores. Por eso que nos inscribimos en una incubadora, porque creemos que estamos a tiempo de que un experto nos ayude a corregir nuestros errores para, luego, crecer a pasos agigantados.

En la incubadora de empresas nos dijeron que teníamos que registrar nuestra marca, que debíamos constituirnos y darnos de alta como empresa bajo un régimen fiscal que nos permitiera crecer, y un sin fin de cosas que nunca contemplamos.

Ahora comprendo que, si nos hubiéramos acercado a la incubadora cuando apenas iniciábamos el negocio, todo hubiera sido más fácil. Pero en fin… nunca es tarde.

agosto 16, 2011

La imagen y tu negocio

Por Horacio Gabriel Mendoza Córdova, Consultor especializado en Marketing Estratégico y Desarrollo Humano. Mendoza Córdova & Asociados.


Más del 90% de las empresas trasnacionales a nivel mundial iniciaron, algún día, siendo empresas familiares. Y no se quedaron ahí; dieron el siguiente paso... Se profesionalizaron en todos los sentidos: imagen, procesos, operación, logística, ventas, investigación y desarrollo, entre otros aspectos.

En México, alrededor del 85% de los nuevos negocios desaparecen durante los dos primeros años. La causa principal es porque no tienen el conocimiento adecuado y, menos aún, lo aplican para obtener el resultado deseado.

La imagen de la empresa es un factor clave en el éxito, aunado a la administración, operación y a la planeación de todo negocio.

Pero, ¿por qué es importante la imagen en mi negocio y, más aún, si este es pequeño?

Por una sencilla razón: Porque en ventas, la gente compra primero gente; luego, entonces, compra productos y servicios.

Revisemos este razonamiento básico: Tu empaque es parte de tu imagen; tu imagen es parte fundamental de cómo eres percibido por tus clientes; de tu percepción depende tu credibilidad; y de esta última depende que te compren o no te compren.

La imagen, en el mundo de los negocios, no se limita a aspectos de diseño como se refleja en un manual de identidad corporativa, el cual es el documento más ambicioso de índole empresarial en lo relativo al diseño.

La imagen integral de una empresa se extiende y se lee en:

- Sus productos tangibles o no tangibles, en cuanto a su calidad funcional y calidad de ajuste a especificaciones.

- Su marca, su logotipo, su tipografía, sus colores y en "n" expresiones gráficas más que podríamos citar.

Pero algo que trasciende de manera clave y en verdad marca la diferencia es su gente, en lo relativo a su presencia , habilidad, capacidad, eficacia, efectividad, criterio, responsabilidad, honestidad, profesionalismo, pro actividad, compromiso, lealtad, confiabilidad, disposición y, por supuesto. en su lenguaje verbal y no verbal.

agosto 09, 2011

Negocios tradicionales con visión empresarial

Por Arizvé Rojas Navarro, Coordinadora de la Incubadora de Empresas del Campus Atizapán de la UNITEC

En la actualidad, existen empresas tradicionales, de tecnología intermedia y de alta tecnología.

Una empresa tradicional es aquella de los sectores artesanal, comercial y de servicios, cuyos requerimientos de infraestructura física, tecnológica y de personal, así como sus mecanismos de operación son básicos y no incorporan valor agregado en el proceso productivo. Por lo tanto, no involucran recursos humanos especializados o semi especializados; involucran procesos y procedimientos estandarizados, cuyo conocimiento es de dominio público, y por lo cual son de fácil adopción, implementación y operación.

Algunos ejemplos de estos negocios son:

  • Comercializadoras de ropa.
  • Tiendas de ropa.
  • Servicios de auto lavado.
  • Elaboración de dulces.
  • Servicios de asesoría y capacitación.
  • Servicios de serigrafía y bordado por computadora.

Estos negocios se pueden quedar como simples “negocitos” o los podemos convertir en empresas, que cuenten con sucursales, con una estructura netamente empresarial y que, quizá, hasta podamos replicarla a personas externas (franquicias), después de tres años de operación.

Todo esto depende de nosotros, en saltar de emprendedor a empresario, de tener una visión empresarial sin límites.

agosto 05, 2011

De informal a formal: el caso de Juan

Por Edgar Vargas González, emprendedor

Corría el año 2008, cuando Juan escuchó en el noticiero sobre una crisis económica mundial que afectaría a la mayoría de las empresas de México y el mundo. Él no le tomó importancia a la noticia, pues tenía una pequeña empresa desarrolladora de un software que facilitaba la contabilidad de las empresas, así como la toma de decisiones por medio de cálculos muy exactos.

Con lo que no contaba Juan es que, debido a esta crisis, las empresas redujeron sus gastos y, por lo tanto, los pedidos que tenían muchos de ellos fueron cancelados por los clientes.

Juan, un ingeniero recién egresado de la universidad, tuvo siempre muy claro que lo mejor para cualquier profesionista era trabajar por su propia cuenta y, ahora, no podía cambiar de opinión. Pero, “¿Cómo podría aumentar sus ventas si la empresa no estaba establecida formalmente en oficinas y tampoco aplicaba algún método de promoción comercial, seguimiento a clientes o estudio de mercado?”, se preguntaba

Una tarde, navegando por Internet, el joven ingeniero encontró que las incubadoras de empresas ayudaban a los emprendedores con los diferentes problemas que se les presentaran. Como ya se habían agotado los pocos recursos con los que contaba su negocio y necesitaba de un crédito, acudió a una asesoría a la incubadora de su universidad, donde se enteró que la Secretaría de Economía, a través de una convocatoria anual promovida por las incubadoras de empresas, otorgaba el dinero necesario para establecer un negocio.

A Juan le interesó esta alternativa de financiamiento, pero no estaba muy convencido de dar los resultados necesarios para poder pagar el crédito. Sin embargo, como ya contaba con las diferentes asesorías que impartía la incubadora de empresas para mejorar la gestión del negocio, pudo formalizar su proyecto y acceder al crédito gubernamental.

El caso de Juan es alentador. No dudes más y acércate a la Incubadora de Empresas de tu campus, la cual te invita a participar en las diferentes convocatorias que promueve, como el concurso de UNITEC y el Premio Santander.

agosto 04, 2011

De empresa informal a formal

Por Brenda Lorena Fernández Avilés, emprendedora

Cuando comencé mi negocio, lo hice en un local por el cual transitaban muchísimas personas, ya que estaba ubicado en la cercanía de una escuela. Esto para mí significaba una oportunidad sin igual, porque vendía cuadernos hechos de hojas recicladas.

Al comienzo, me iba bastante bien. No podía quejarme, era dueña de mi tiempo, y mis ventas estaban aseguradas hasta que me di cuenta que podía crecer y que no debía conformarme con mis ventas.

Después de un análisis de mi situación actual, me di cuenta que estaba desaprovechando un mercado con mucho potencial, que podría significar lanzarme a lo grande y generar las ventas que jamás imagine. El camino que me esperaba era largo y, sin duda alguna, habría obstáculos que tendría que superar. Sin embargo, debía pasar de lo informal a lo formal.

En la actualidad, son pocos los jóvenes que desean y ambicionan algo en la vida, pero tú puedes ser la gran diferencia. Cuantos no hemos soñado con que se nos tome en cuenta con alguna idea de negocio, alguna innovación, algo que demuestre lo valiosas que son nuestras ideas. No esperemos más y pongamos en marcha eso que tanto anhelamos.

Una vez que tomemos la decisión de arriesgarnos y luchar por ese sueño, debemos materializarlo. ¿Cómo? Con ayuda de las incubadoras de empresas, las cuales te ofrecen todas las herramientas necesarias para darle forma a tu idea de negocio.

Lo importante no es lograr tener un negocio; lo importante es mantenernos y perdurar. Esto lo podemos lograr a base de mucho esfuerzo y la ambición de no sólo querer tener un changarro, sino pensar en tener una empresa formal.

Sabemos que el camino que hay que recorrer es muy largo y que puede tener infinidad de obstáculos que debemos aprender a superar. Pese a todo, podríamos empezar por querer hacerlo y pasar de ser emprendedores a empresarios.

agosto 02, 2011

Cursos Gratuitos para emprendedores en la UNITEC

La Incubadora de Empresas del Campus Atizapán de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) te invita a participar en sus cursos gratuitos.

Consulta los temas y fechas. Previamente registra tu asistencia al teléfono 5366-7500 ext. 55952 o al correo electrónico arojasna@mail.unitec.mx

¡Te esperamos!



agosto 01, 2011

Creer, crear y croar

Por Jaime Neftalí Martínez Hernández, Profesor del Campus Sur

“Creer posible algo es hacerlo cierto.”

Friedrich Hebbel

“La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue.”

Sir Francis Bacon

“Volver a ver reverdecer la fe de ser y creer en crear y croar y croar…”

Oliverio Girondo

Los mexicanos, fieles seguidores al espíritu fiestero que nos caracteriza, siempre -o casi siempre- atendemos invitaciones, pero pocas veces entendemos a cabalidad eso que la mayoría llama coincidencia. En realidad, frecuentemente confundimos causalidades con casualidades.

En días pasados, una amiga cercana refería declaraciones retóricas del Secretario de Educación Pública: “Y Lujambio habló de emprendedurismo. ¡Esa palabra ni existe!”, decía. “¡Claro que existe!”, le repliqué con firmeza.

Las palabras nacen cada vez que uno las nombra y se les da significado permanente a través del uso y abuso en la práctica cotidiana.

Emprendedurismo es todo aquello que nos lleva a aventurarnos, con afán y locura, a forjar nuevas empresas de vida, a crear nuevas oportunidades y realidades, entre la razón y el corazón.

Existe un potencial emprendedor en cada uno de nosotros, en los nacidos en este afortunado país de majestuosas raíces prehispánicas, incluso precolombinas. Somos mucho más que triunfos de ocasión o fenómenos mediáticos originados en “garbanzos de a libra” que ocasionalmente triunfan en tierras propias y extrañas.

Hurgar en el panorama que a cada uno antecede, encontrar razones y motivos para mostrar y demostrar el propio talento, las veladas virtudes, las ansiadas fortalezas.

Volver a creer…, a creer en serio y en serie; recuperar la fe en nosotros mismos. Creer en México como país de emprendedores, de exitosos empresarios de su propia vida, de seres autogestivos que miran y observan el panorama mundial arropados por esa dignidad y gallardía que nos corresponde por ser herederos de una civilización histórica, no necesariamente histérica. Potenciar habilidades, neutralizar debilidades.

Pero no sólo creer y dejar los sueños en manos de otros, de terceros sin caras ni nombres. No sólo creer y dejar el vuelo para otro tiempo, para los archivos del hubiera; ese síndrome tan nacional de planear y no aterrizar.

Después de creer es imperativo crear…, materializar las ideas, darle pauta y armonía a los sueños; saber caer, aprender a levantarse, administrar la realidad.

Una vez que se crea, que se tienen hechos y datos, evidencias y argumentos, es justo y necesario croar…, dar a conocer lo creado, dignificar el esfuerzo propio, para ser y parecer, para estar y perdurar.

Abundan ejemplos de personas físicas y morales, que ocupan la mayor parte de su tiempo en croar sin crear, entes multicolores que vociferan lo no hecho, lo no alcanzado, lo no creado.

Triste es ver a jóvenes estudiantes en carreras universitarias a quienes no les motiva el más mínimo sentido de identidad profesional; compatriotas que trabajan “porque no hay de otra”; amantes de nostalgias y melancolías que no cierran ciclos, personas que sólo se mecen y se dejan caer; individuos que crean sin creer.

La propuesta, entonces, es atender y entender el orden señalado: primero creer, para luego crear y, en sintonía exacta y merecida, croar y croar…