junio 10, 2011

¿Las incubadoras de negocios se pueden robar mi idea?

Por: Maggie Martínez

Unos meses atrás, en mi cabeza rondaba la idea de un negocio de desarrollo de software para facilitar la contabilidad de las empresas. El problema es que necesitaba un poco de dinero para llevarla a cabo. Buscando formas de financiamiento en la Web, encontré que la Secretaría de Economía -vía las incubadoras de empresas y mediante una convocatoria anual- ofrece incentivos para los negocios en ciernes de los emprendedores.

Pero, ¿cómo darle información de mi software a alguien extraño? ¿Qué tal si me lo quitan y se hacen ricos con algo que yo desarrollé?, me preguntaba. La verdad, las dudas me inquietaban y, de hecho, preferí dejar mi proyecto por la paz.

Hace un mes, me encontré con una compañera de la carrera y me dijo que estaba en la incubadora de empresas de la universidad. Me contó que era muy buena, que la apoyaban a desarrollar su empresa y que era muy confiable. Así me di a la tarea de investigar acerca de las incubadoras, de compararlas a todas, identificando sus beneficios, costos, tiempos, certificaciones, etcétera.

Para mi sorpresa, mi investigación arrojó que la mejor la opción era la incubadora de empresas de mi universidad. Para ser honesto, nunca supe que en la UNITEC había una incubadora. Jamás nadie me lo hizo saber y yo, metida entre el trabajo y las clases, no tenía tiempo para enterarme de nada.

Al visitar la incubadora, me encontré con unas instalaciones especializadas que cuentan con la infraestructura y la experiencia para apoyar la creación y el desarrollo de pequeñas empresas en sus primeras etapas de vida. Ahí me orientaron que mi proyecto era de tecnología intermedia y que el proceso de incubarlo duraría alrededor de un año, con un costo muy accesible.

Pero lo más importante que me informaron es que firmaría una carta legal en la que quedaba establecido que la incubadora no podría “hacer negocio con mi negocio”, que no participaría en las ganancias de mi empresa y que, además, no le tendría que dar acciones, ni anualidades, ni ningún pago por el estilo. Todo eso me dejó muy tranquila y con la decisión de incubar mi proyecto.

Si vas a tomar la decisión de confiar tu idea a un “extraño”, te recomiendo que te asegures de que sea con una organización verdaderamente profesional y que te garantice la confidencialidad y el resguardo de tu información. Después de todo, es tu idea de negocio la que está en juego.

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